Aventurero audaz,
jinete de papel
cuadriculado,
que mi mano sin pasado
sentó a lomos de un canal
Joan Manuel Serrat
En Gualeguay y en mi infancia, las mejores lluvias eran las que sucedían en la mañana de lunes a viernes, cargadas de chaparrones, porque ésas, aunque hacían globitos al tocar el suelo ("llueve con globitos, lluvia todo el día!"), siempre te daban un rato para jugar en la calle.
Esas lluvias me despertaban temprano, pero me hacía la dormida hasta ver que decidía mamá. Y mamá casi siempre decidía maravillosamente.
"Voy a hacer tortas fritas!", nos avisaba desde la cocina y esa magia nos despertaba felices. Las tortas fritas significaban tres cosas: devorarlas calentitas con café con leche; no ir a la escuela... y barquitos de papel junto al cordón de la vereda!
Mi memoria y mi corazón han guardado toditas las sensaciones de aquella fiesta.
Apenas la lluvia nos prestaba un ratito, nos íbamos juntando los gurises con los barquitos. Casi todos estaban cosntruídos con el "Pregón" y "El Debate", poquitos con "La Nación", a mi me gustaban con hojas de revistas: coloridos y brillositos.
Una sola vez gané una carrera, pero mas que nada porque era mi cumpleaños; es que había muchos varones y mas grandes, con mejores barquitos. Algunos les ponian maderitas o moneditas de cinco, que los mantenían en equilibrio, y así.... claro, ganaban todas las carreras!
Lo mejor era el arrebol: las mejillas coloradas de excitación y las zapatillas mojadas de lluvia. Y eso de poder gritar y correr sin que molestaran los vecinos!
Cuando volvía la lluvia, cada uno a su casa y seguro, ya no había otro rato, pero qué importaba. Eso sí, el precio de esa loca algarabía era bañarnos: "un buen baño y ropa calentita para espantar el resfrío", decía Belma, la suave muchacha que ayudaba a mamá con nosotros, que era dueña de la mirada mas brillante que yo recuerde y del mejor guisito de arroz que haya existido; con eso nos entibiaba el alma ahíta de juegos.
Ahora, si la lluvia nos pescaba en la escuela, las carreras de barquitos tocaban a la siesta o a la tardecita. Y siempre en la merienda había tortas fritas con los chicos que quisieran venir.
La sonrisa de mamá en esos días de lluvia era como un paraguas y ahora pienso que disfrutaba de nuestra risa barullenta y libre. Era la que mejor construía mis barquitos de papel con hojas de revista, coloridos y brillositos, mientras mi ansiedad la apuraba con mis manitos apoyadas en su regazo y mis ojos en sus habilidosas manos para los barquitos y las caricias.
Despues, aprendí a hacer mi propio barquito de papel.
Y, casi enseguida, llegó la vida.
gurises: forma de llamar a los chicos en el litoral de Argentina y Uruguay.
tortas fritas: masa de agua, sal y amor, con redondez irregular, freída en grasa o aceite.
"Pregón"; "El Debate": diarios editados en Gualeguay, por ese tiempo.
"La Nación" diario de tirada nacional.
Gualeguay, Entre Rios, Argentina: precioso lugar en el que nací.
Imagen : malaletracruel.blogspot.com
Luego de leer me quedè asì..calladita recordando que hacìa con mi mamà los dìas de lluvia...que lindo,cuantos recuerdos hermosos regresaron a mi...una campeona mi mamà tambièn...
ResponderEliminarBeso grande^^*
Muy lindos recuerdos. Uno casi siempre aprende a hacer los barquitos en el último minuto. Justo cuando llega la vida.
ResponderEliminarUn saludo.
Los recuerdos de la niñez son parte de uno mismo. Algo básico. Bello por tanto
ResponderEliminarBesos
Que belleza leerte, que belleza mujer! Tenés la ternura en las yemas de los dedos! Me queda una sensación tibia en el cuerpo con el olor de esas tortas fritas, que entre prácticas de barquitos, nos fué preparando para algún día tomar uno y salir a la vida!
ResponderEliminarMi abrazo de tostadas con dulce hecho de sus manos, aquellas que aún hoy sigue haciendo barquitos!
¡Me ha hecho sentir el olorcito y escuchar la musiquita de las frituras con grasa! Las esperadas tortas fritas de mamá, buñuelos en casa de amigos, y mojarnos, mojarnos, mojarnos
ResponderEliminarNo hay como la lluvia de pueblo...
Preciosa esta brisa de la vida, que hasta empuja el barquito que jamás aprendí a hacer
Dias de lluvia, mañanas y tardes.
ResponderEliminarUn paseo por la cortada de la infancia con tus hermosos barquitos de papel.
Gracias por la magia que me haces sentir siempre.
Beso.
"Globitos de gotas que anuncian a la lluvia que dura todo el día. Cuánto tiempo sin saber que sabía eso.
ResponderEliminarGracias miralunas
Uapaiapaiu Miralunitas, qué de infancia y de vida y de perfume de todo eso que salpican tus letras.
ResponderEliminarAmo a nuestras mamás porque siempre decían maravillosamente…
nuestro propio barquito de papel… que se yo, como el del Nano ya sabemos a veces navega sin timón donde la corriente quiera…
y con todo tu sonrisa a tiempo siempre
Estercita
Deliciosa.
ResponderEliminarTanto como esas tortafritas.
Y enseguida llegó la vida...y nuestros barquitos siguen en la rada azul de nuestra infancia que a veces queda más cerca de lo que pensamos.
ResponderEliminarQue siempre te cobijen el aroma del guisito y de la lluvia.
Besos del REL
Joer, me ha gustado mucho. Ha sido muy gráfico. Por un momento me acordé del final de una película que me encanta "Más allá de los Sueños" aunque en realidad no tiene nada que ver. Será que simplemente al final de la peli salen unos barcos y será porque tu escrito me encantó tanto como ese final. Quizás, no lo sé. Yo nunca vi tan seguido llover.
ResponderEliminarAy, esa infancia que aún habita a flor de piel en muchos de nosotros.... esos recuerdos, esos olores y esas caricias, la sonrisa de la madre...
ResponderEliminarTodo eso no tiene precio, querida Miralunas, no tiene precio! Y recordarlo, y contarlo como tú lo cuentas, remueve el alma hasta más allá de las entrañas, y una sonríe, y va y corre y abraza a su amatxu... (ahora mismo, y a comérmela a besos)!
Gracias por tan bello relato y tan conmovedor recuerdo. Aquí, y en mi infancia, la lluvia también era así, como con globitos a veces, y de caída contínua la mayoría de las veces, y los charcos no se nos resistían, txiplitxapla!
Y mil gracias por tu acompañamiento en estos días negros, tristes... Gracias por tus palabras y esa mano amiga.
Eskerrik asko!
Muxus!