Es la brisa de la vida que va corriendo telones y nos enseña a mirar con los ojos que fuimos guardando...


viernes, 28 de mayo de 2010

esta vida


Sabés, Arlenne?, esta mañana me desperté rara. Como sin ganas de despertarme. Y el día amaneció gris y así anocheció.
Mañana, dentro de un rato, es mi cumpleaños. Y ya sabés cuánto me gusta a mi celebrar ese día.
Pero esta vez..., ando  así, como con el alma embalurdada. Este umbral me parece mas alto y mi corazón ha andado latiendo a saltitos.
Ay, Arlenne!... , me parece que mi alma, mi corazón y yo estamos un poco asustados.
La brisa de la vida me sopla arenita en los ojos y la alegría se me acongoja a veces.
Menos mal que la risa me salva y me lava la mirada.
Porque el amor sigue ahí, en sus ojos y en sus besos; abrazándome como esperando que vuelva ésa otra que soy, cuando los espejos me miran prometiéndome lo que estos días andan como robándome.
Y yo quiero iluminarme, Arlenne querida, pero mi sombra me abarca y me enajena.

Así, que gracias por recordarme que cuando la alegría, que a veces es tan buena mentirosa, me hacía creer en una felicidad juguetona y eterna, compré ese rimmel mágico que hace invisible el llanto.
Y ese cuaderno nuevo. Y todos esos crayones que casi se parecen a la mágica lata de Faber Castell de veinticuatro colores.

Claro que sí, Arlenne, amiga mía. Ya me enrimmelé las pestañas y mirá cómo empiezo a dibujar la vida que empezaré otra vez mañana!

lunes, 24 de mayo de 2010

dos perejiles (con todo respeto)


El doctor Roberto Beracochea era un personaje enorme en Gualeguay, donde nací.
Era abogado, militante, escritor, poeta y maestro. Un hombre apasionado que nos enseñaba Historia, Geografía, Filosofía porque se le antojaba y cómo gozar de la brisa de la vida, porque también nos enseñaba a vivir. Todo con un humor inteligente y ácido que nos deslumbraba.
Fue mi profesor más querido. Mi querido maestro. 
Siempre estuve enamorada de él, lo confieso. Caramba, si me hizo gustar de la Geografía y de la Historia! Nos daba clase de una manera atípica para ese tiempo: nos trataba de "che". Nos decía de una forma aterradora, tocándonos en el omóplato, cuando ya creíamos que el peligro había pasado: "Vos, che. Pasá al frente y contame." Y desde el fondo del aula, esperaba con una expresión entre benevolente e irónica. Calificaba sin piedad nuestro silencio. Pero su expresión se transformaba en entrañable alegría cuando descubría que habíamos aprendido.
Es el único profesor de nuestra secundaria al que todos recordamos con el mismo respeto; los estudiosos y los no tanto. Él nos respetaba en su forma de enseñarnos, sin duda alguna.

El caso es que el tipo sentía una especial simpatía por el Doctor Juan José Paso, el de la Primera Junta de 1810, claro. Lo describía como a un hombre inteligentísimo, con especial sentido del humor y útil a la Patria. Con esa aristocrática forma campechana que tenía para expresarse, decía de él: "Paso era como el perejil. Nada especial, en principio. Pero lo ponés en todas las salsas y siempre queda bien". Y lo decía con absoluta seriedad y convencimiento.

Si algo me gustaría por estos días, es escuchar su voz honda y tabacosa, acompañada de aquella mirada intensa y como gris, diciendo sus sentires sobre el Bicentenario.
Pero mejor, no.

Me ha gustado recordarlo en la efeméride. El también era como el perejil.

jueves, 20 de mayo de 2010

El regreso del Artista


No puedo imaginar el cuerpo aterido por tan enorme dolor de su mamá, que en pocos días cumplirá 80 años. Ni el miedo enorme de su hermana, cerca de él. Ni los sentimientos de su joven novia. Ni cómo se sentirá adolescer Benito.
Puedo presentir la insoportable tristeza de Mikaela, mi querida amiga, seguidora fiel y persistente de su arte, al que tiene como mejor alimento de su alma. Y puedo ver la suave tristeza de Daniel, admirador de su talento y casi amigo, ante lo imprevisible.
Puedo pensar en toda esa gente que está con el corazón suspendido en la espera, asidos a un necesario ejercicio de fé.

Y sin embargo...
Ese Artista solo se merece un milagro absoluto: que la Parca lo devuelva entero.
Entero en sus pies, en su cuerpo de adolescente, en su leve belleza, en sus ojos claros, en su talento, en su creación sin pausa, en su canto, y en sus manos bailando en su guitarra.
Que vuelva para ser lo que es...., o que no vuelva.
La brisa de la vida se torna un desolado viento en el alma de los que pierden su escencia.
Y un Artista pierde su escencia cuando ya no tiene la libertad de la creación con todas sus Musas.
Sin contar que con el tiempo un polvo de olvido decolora todas sus fotos.

Gustavo Cerati no se merece eso.
Por toda la luz que el tipo ha repartido, no se lo merece.
Su madre que lo espera para que le cante el feliz cumple, no se lo merece.
Mikaela que está casada con el arte que le regala,  no se lo merece.
Daniel que se enoja conmigo porque deseo que vuelva con toda la vida en su cuerpo, en sus ojos claros y en su cabeza de artista o que no vuelva, no se lo merece.

amén.


imagen: Tony Landa

miércoles, 12 de mayo de 2010

TIEMPO FELIZ

Por suerte para mi alma, los dos amamos a Jacques TATI; asi que ayer, para mejorar un día con la taba "malcaída" nos fuimos a ver PARADE, al San Martín.
En la Sala "Leopoldo Lugones" pasaban la peli. Y allí fuimos, inusualmente puntuales (llegamos una hora antes esperando una multitud), con chocolates, emocionados y ansiosos como dos gurises.
Entramos quince minutos antes a una sala vacía. Se nos arrugó el alma. Jacques Tatí y sala vacía? Pasé de la sensación de tristeza a la rabia y luego a la punzante ironía, que mi artista conoce tan bien: "pero...., y todos esos interesados en el arte? todos los inquietos de las artes? todos los jóvenes intelectuales de nuestro medio? y los no tan jóvenes? es Jacques Tatí, caramba!" Mi artista estaba callado, nomás; como cuando está triste.
Debo reconocer que yo llevaba la memoria de mi infancia y mi adolescencia en los bolsillos de mi corazón, y esa sala vacía me parecía una traición, qué cosa!
Tres minutos antes de la hora, como si un gran bondi los hubiera dejado en la puerta, me cerraron la boca un grupo como de cincuenta "inquietos de las artes" y "jóvenes y no tan jóvenes intelectuales" de esos que son fauna y flora de la manzana del San Martín, a la que alguna vez pertenecí. Despues, no sé, la brisa de la vida me llevó por otros teatros y otras calles, tan sigilosamente que no pude darme cuenta, se ve.


Y empezó la peli. De circo. El público y los artistas. "Parade" es un desfile de circo. Y Tatí utiliza el circo en la platea y en la pista. Maravillosamente. Genial. Con la luminosa simpleza de un bizcocho de la abuela. Fue su última película. Un regalo que se hizo a si mismo y nos dejó guardado para los que, si nos miran bien la sombra, vamos tomados de la mano de un niño. Por buenaventura de elegir la vereda del sol aunque no siempre se pueda cruzar.

Y la taba se dió vuelta.
Me ensucié los dedos con chocolate. Me rei a carcajadas. Estuve todo el tiempo con ganas de aplaudir. Me llevó hasta mi juventud mas jóven (la filmó en 1974) y me trajo hasta el abrazo de Daniel, enfelizada.  Tatí podía y puede, por gracia del arte, provocar esa magia de hacernos ver lo que quería mostrarnos y convencernos de que eso es lo que queremos ver.
Con la suave energía de esa mano que guía la nuestra para escribir la primera palabra. Con la alegría de tener en nuestro álbum la figurita más difícil.

Tiempo feliz, con cielo de verdad y no de postal.
Tiempo feliz, ese "tiempo no apurado, tiempo de jugar que es el mejor; suelto, y no enjaulado adentro de un despertador" como enseñó Maria Elena. Y sentir en la frente, por un ratito nomás, pero de lujo, la bella brisa de la Vida.
                                                                                 Querido Jacques TATI

viernes, 7 de mayo de 2010

hace un tiempo


Hace un tiempo que he dejado que parezca que te he olvidado, Arlenne.
Pero no. Es que ya sabés cómo soy. Vulnerable al olvido de casi todo cuando el Amor me abraza.
Y ando así, como te gusta verme, íntima amiga mía, que sabes de mí todo lo del llanto y de la risa; de las atroces tristezas, las suaves melancolías, los miedos escondidos, las mentiras de sobrevivir, las verdades que me hacen andar así, liviana de equipaje, vestida con la vida por detrás, suavemente desnudada con la vida por delante.
Ando así, con las manos abiertas para el sol y la lluvia.
Ando por la vereda de sus ojos, escalo los valles de sus hombros, me resbalo por la suave ladera de su espalda, me duermo como una gata en la blandura de su vientre.
Me deslío en la suave tormenta de su amor, Arlenne.
Sin que me importe nada que no sean mi alma, mi corazón y mi ombligo de fiesta.
Eso sí, Arlenne. Que anden de fiesta.
Ninguna otra cosa que una fiesta. 
Que no quiero resignarme a esa suave infelicidad que está tan de moda.

Ya ves que soy la misma loca de siempre, Arlenne, querida amiga de mi misma como ninguna otra.