Iba yo sentada en el subte, enmismismada, tratando de ignorar el calor, cuando él me llamó la atención. Subió una estación antes de la terminal, con un apuro ansioso, y se sentó a mi lado. Traía un libro que abrió urgido en la página señalada y mi curiosidad leyó rápidamente: "27. La vida después de la muerte".
Era un hombre viejo, delgado, de piel muy blanca, con anteojos de miope de enorme marco y manos temblorosas. Aparentaba como de ochenta años y leía con urgencia el capítulo 27, que hablaba de la vida después de la muerte.
En esos dos minutos que nos separaban de la última estación de ese tren subterráneo, pensé en cuál sería el sentimiento de ese hombre leyendo sobre la muerte, con una pasión que casi lo sacaba de la realidad. Me hubiera gustado saberlo. Pero, entonces, el viaje terminó y esperé sin disimulo que cerrara el libro para curiosear el título. Lo leí memorizándolo: "La rueda de la vida".
Mientras miraba atónita como ese anciano subía con enérgicos saltos las escaleras, en los 38° de las dos de la tarde, me acordé de mi admirado Cronista; a él se le hubiera ocurrido una impecable historia.
A mi solo me despeinó un instante la brisa de la vida. (O el aura de ese hombre me tocó en el hombro?)
Y sigo sin sentir curiosidad alguna sobre eso de la vida después de la muerte; ando ocupada en esto de vivir asi como es, nomás.
imagen: Flor-Yoshiro Tachibana
La vida después de la muerte...
ResponderEliminarno sé yo, pero como me considero con derecho a decidir, a mí que no vengan a molestarme.
Cuando llegué el tipo ese de la guadaña... hay que morir sin sentir la menor vergüenza.
Y en mi caso, quiero que sea definitivo.
Con todo el respeto del mundo a ese ávido lector de "La rueda de la vida".
Besiños.
una cosa es la lectura y otra la obsesión sobre la muerte
ResponderEliminarvivamos leyendo
Supongo que esa clase de curiosidad llega con la edad. Habrá que ver si es así, en su debido momento.
ResponderEliminarUn saludo.
Siempre me han interesado este tema, pero no más que cualquier otro.
ResponderEliminaren realidad, más que el tema de su lectura, me llamo la atención la actitud de ese hombre de aspecto frágil, esa forma tan presurosa y ...obsesiva de moverse. qué sé yo!
ResponderEliminar...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
LA BRISA DE LA VIDA
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
que suerte que solo te despeinó un instante esa brisa y te dejó la curiosidad despierta y el alma encendida
ResponderEliminarEntran ganas de saber qué libro lee el pasajero a nuestro lado, ¡¡curiosidad divino tesoro!!
ResponderEliminarMadre, de ese libro tienen que hacer una tesis, en el ultimo año de estudio, los postulantes a Parca... ahora le dicen, licenciados en guía de transición espiritual. Lo busque en Internet.
ResponderEliminarQue bueno que la gente grande siga estudiando, no?
y si, se merece un cuento.
Es cierto lo que dicen, aparentemente. Ese tipo de premura viene con la edad.
ResponderEliminarImagino que habrá un tibio miedo de no llegar a vivir todo lo que queremos antes del final.
Yo ya tengo algunas cosas que deberé hacer, si se me concede, en la siguiente, porque en ésta, ya fue el momento.
Hay una película orientas fabulosa que se llama Afterlife, y la recomiendo cada vez que surge la cuestión.
Porque a veces, pensar en el más allá, y en el después, hace que nos querramos comer la vida hoy, sin perder ni un segundo.
Beso le mando.
Fe de erratas: oriental, quise decir.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta que la rueda de la vida es "una representación gráfica de cómo valoras tu situación en las diferentes parcelas de la vida"(Ocio,Salud,Relaciones personales, Desarrollo personal, Trabajo,Amigos/familia). Esta rueda de la vida es la fundamental, como escribes en tu relato: me preocupo más por las personas y cosas que me rodean que por la vida después de la muerte... después qué más da.
ResponderEliminarMe gusto esta lectura: acertada y realista.
Un saludo.
No te interesa la vida despues de la muerte ¿no? Te interesa ese señor anciano tan frágil, que sin embargo lee avidamente y sube apurado las escaleras hacia la muerte despues de la vida, suponemos.
ResponderEliminarEl pasajero que sube antes del fin del recorrido y se sienta a nuestro lado, no lo hace por el viaje (unas pocas cuadras). Ya nos dimos cuenta.
La Rueda De La Vida es un libro medio esoterico, medio budista, que nos interpela sobre los distinas faces de la existencia, incluida la vida despues de la muerte, etc. Obviamente el viejo subidor de escaleras alegremente fue enviado por esas fuerzas para que reflexionemos sobre el tema, pero los subtes no son confiables.
Esos contactos necesitan trenes, detenciones en la ruta, noches y casas oscuras. Los subtes de Buenos Aires distorsionan todo y el mensaje termina aqui, donde los comentaristas no estamos para pavadas. Que lea el diario ese viejo , y la corte con pavadas.
Mejor no detenerse a pensar en la muerte. Si ya alcanza y sobra con saber que está y que es ese el requisito para disfrutar la vida.
ResponderEliminarNo?
Besotes de sábado.
q buen instante! q intensa brisa!...
ResponderEliminar((aún cuando se de que se trata el libro porque lo leí, como todos los de su autora Elizabeth Kubler Ross, q dedicó su vida a acompañar en su partida a enfermos terminales y crear escuelas de acompañamiento a ese momento, aún sabiendo de esto y de este tema y mas...aún sabiendo ...
Q energía q describís en este señor,,, bien vivo en cuerpo y en pasión por comprender algo mas q quedarse en el calor y el letargo triste q a mi entender propone
un viaje en subte de buenos aires...
Muerte, temor, fragilidad. No temas, es el camino.
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