Es la brisa de la vida que va corriendo telones y nos enseña a mirar con los ojos que fuimos guardando...


jueves, 16 de diciembre de 2010

maldito siempre

Ah! Estás ahí como siempre, Arlenne. Para suerte de mi alma. Por este tiempo, cuántas charlas inacabadas hemos iniciado? Es que andábamos las dos con el alma inquieta. Alguna vez se aquietarán nuestras almas? No, no, claro. Yo también espero que no.
Pero estos días, te he andado buscando sin poder acomodarme a tu paso. Así que hoy, regué las plantas apenas después de la ducha, saludé a las gatas y mientras preparaba mi desayuno, en el momento que sentí otra vez este nudo que me raspa justo ahí, detrás del esternón, me dije: "Necesito un poco de Arlenne".
Es que me anda molestando un poco el tiempo, sabés? No sé cómo decirlo... , pero esa palabra siempre se me cuela en los intersticios; debilita un tanto mis alegrías, despinta mis proyectos, esmerila los momentos felices. No. Los sueños, no. Ahí aun no ha podido.
Y no es que mi hijo vaya extendiendo la mirada hasta la clara mirada de su hija, con tanta determinación. Ni es que mi niña sea esa mujer que se construye a sí misma con una alegría tan intensa que supera cualquier pena, cualquier atisbo de dolor. Y menos aún, que la cabeza de Cleo asome entera por encima de la mesa y que use con esa naturalidad mi computadora. Con ella estamos cultivando un árbol de caramelos, nada menos! Esas cosas son de un siempre feliz.
El tiempo que me anda molestando es el que se enreda en el siempre del amor, Arlenne. Eso es.
Mi siempre es cada vez más escaso, Arlenne; y el de él casi recién empieza. Eso es!
Sí, eso es cierto: tenemos igual de intensa la risa. Gracias por recordármelo. (Y, a veces, soy yo la que me río mas.) Pero cuando le miro la mirada..., ay, cuando le miro la mirada, ese maldito siempre se me instala en los ojos y me pesa en los hombros.
 O cuando caminamos juntos..., mi paso es más lento. Con menos tiempo, debiera yo caminar más ágil, no? Ah, claro. En eso tienes razón, no es lo mismo caminar que andar y en eso de andar, siempre elijo los atajos y él, a veces, el camino más largo.
Y también es eso de proyectar la vida, amigamía. Ya sabes cómo es. "En cinco años tal cosa y en diez año tal otra..." Siento a mi corazón brincando sin poder alcanzar a mi artista y entonces, experimento un miedo extraño de que el tipo se apoltrone en el medio de mí, a mirarlo cómo se va tras su vida.
Y es por la distinta dimensión de su siempre y de mi siempre. 
No. Eso ya lo sabes, mi querida! Ni un tris de duda sobre el amor que me tiene. Su amor  por mí es igual de loco que mi amor por él. En eso nos entibia igual la piel, la brisa de la vida.
Debe ser diciembre, ahora que lo pienso. 
Esta idea de que todo termina en diciembre, sin pensar que mañana es enero y la vida sigue. Y que se pueden agregar nuevos sueños en la agenda.
Pero diciembre..., no sé. Él anda embelesado de proyectos, yo ando agotada de labores y entonces, en los interticios, como te decía, se cuela mi viejo reloj de arena y se topa con su moderno reloj electrónico; ...aunque a la hora de mirar la luna, de saborear helado, de mi charla con su charla, de convocar a Eros, seamos aquella muchacha que el amor refresca con este hombre que el amor madura.
Cuando puedo pensar en eso, Arlenne, amigamía, puedo todo lo demás. No hay malditos "siempre" que me puedan.
Entonces, soy bella, joven, inédita y se me despierta ese omnímodo pensamiento imperativamente egoísta que me salva de todo: no lo veré morir.

Y cuando mañana, la brisa de la vida..., habrá sido ya diciembre.



Imagen: OCEANA (google)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

la rueda de la vida

Iba yo sentada en el subte, enmismismada, tratando de ignorar el calor, cuando él me llamó la atención. Subió una estación antes de la terminal, con un apuro ansioso, y se sentó a mi lado. Traía un libro que abrió urgido en la página señalada y mi curiosidad leyó rápidamente: "27. La vida después de la muerte".
Era un hombre viejo, delgado, de piel muy blanca, con anteojos de miope de enorme marco  y manos temblorosas. Aparentaba como de ochenta años y leía con urgencia el capítulo 27, que hablaba de la vida después de la muerte.
En esos dos minutos que nos separaban de la última estación de ese tren subterráneo, pensé en cuál sería el sentimiento de ese hombre leyendo sobre la muerte, con una pasión que casi lo sacaba de la realidad. Me hubiera gustado saberlo. Pero, entonces, el viaje terminó y esperé sin disimulo que cerrara el libro para curiosear el título. Lo leí memorizándolo: "La rueda de la vida".
Mientras miraba atónita como ese anciano subía con enérgicos saltos las escaleras, en los 38° de las dos de la tarde, me acordé de mi admirado Cronista; a él se le hubiera ocurrido una impecable historia.
A mi solo me despeinó un instante la brisa de la vida. (O el aura de ese hombre me tocó en el hombro?)

Y sigo sin sentir curiosidad alguna sobre eso de la vida después de la muerte; ando ocupada en esto de vivir asi como es, nomás.

imagen: Flor-Yoshiro Tachibana

domingo, 28 de noviembre de 2010

un árbol de caramelos


Mi hijo es un padre soltero. Un buen padre, eso sí.
Es el papá de Cleo, esa ruidosa saltimbanqui que me llama "abuelita" y hace que su risa sea el motivo por el que yo me pondría el mundo al hombro, si tuviera que defenderla.
Ayer fuimos a la plaza y ella jugó en ese corralito de arena y hamacas como si no hubiera límites: jugó con la arena, con las hamacas, con su padre, juntando piedritas y semillas de tipa, "investigando" hormigas y otros pequeños insectos, dueña del universo.
Como yo tenía un compromiso, nos volvimos con Daniel un poco antes y ellos quedaron disfrutándose otro rato en la plaza.
Cuando aprontaba la bañera con abundante agua "calentita", para cumplir nuestro ritual de baño y charla, llegó arrebolada, con señales de la plaza en las rodillas, en las manos, en la cara; y en un atropello de palabras y risa, me mostró el tesoro que había hallado con su padre:
- Mirá, abuelita!... Mirá lo que encontramos! Papá me dijo que es la semilla de un árbol de caramelos!- me contó, mientras me mostraba un pequeño caramelo rosado, en forma de cápsula, sucio como su mano. -Con papá pensamos que seguro se le perdió a un osito cariñoso.
Yo lo miré a mi hijo y pregunté esa tontería, en voz baja, tomada de sorpresa: "Todavía existen los ositos cariñosos?"
-Abuelita, no sabés? claro que existen!- encontrándose con Camilo en miradas de burlona complicidad.
Mientras se bañaba, hablamos sobre el tiempo que tarda en crecer un árbol y producir caramelos. Que si lo podíamos cuidar entre las dos, porque a su papá se le había ocurrido que podían plantar la semilla en mi balcón. (En mi balcón?!) Me encontré diciéndole que eso sería fantástico.
-Pero hay que tener mucha paciencia, porque un arbolito no crece de un día para el otro, aunque sea pequeñito. Tiene que brotar, crecer un poco, florecer y después recién habrá caramelos- expliqué absolutamente convencida, mientras en mi cabeza planificaba, embarullada, como iba a "cultivar" un árbol de caramelos que cumpliera la fantasía que habían creado mi hijo con su hija.
Y ahora ando en medio de ese ensueño: pensando en qué maceta, con qué alambres y  qué papelitos iré armando esa magia para Cleo y para su papá, que me llena de orgullo, que me reboza el alma de dulzura y de tranquilidad, con ese amor por su hija que es como un nido que lleva allí dónde va.
Y así es cómo le enseña a esa niña cómo es volar! Es que el tipo anda siempre alimentando sueños, para alegría e inquietud de mi alma, inexorablemente.

Me encuentro pensando, ahora mismo, si lo viera su maestra de 4°Grado, la que escribió como evaluación en su Boletín de Calificaciones: "Camilo, ojalá nunca dejes de ser ese romántico soñador!"  
(Y la alegría me pone un nudo en la garganta, qué cosa!)



martes, 9 de noviembre de 2010

diferentes muertos

El buen hombre que era mi padre murió de noche. Yo llegué a su rostro dormido como a las seis de la mañana. Él vivía en Santa Fe y yo en Buenos Aires. Los empleados dejaron entrar a mi tristeza antes que a mí. La sala del velatorio volvía a abrirse a las siete. Así es que estuve mas de una hora a solas con él. Fué un momento extraño. Ahora cuando lo recuerdo casi siempre soy una gurisa, pero entonces, pensé en nuestra relación de adultos: desde mis veinte a mis cuarenta, digo. En nuestras charlas y en nuestros debates. Mi padre era un tipo de principios, sin claudicar en ninguno de ellos. Así que nos hizo libre pensadores. Tal vez yo fuera de sus hijos la más cercana. Su hija mujer. La loca de la casa también. Yo sé que él admiraba a San Martín y su épica. Y a Pancho Ramirez, porque el tipo era un poco caudillista. Y se emocionaba con los desfiles militares en Gualeguay, en las fechas patrias. Mi padre era antiperonista, debo decir. Sin embargo, sintió una gran desolación y no celebró la muerte de Perón, como algunos celebraron la muerte de Kirchner. Ni la guerra de Malvinas, por suerte para mi alma. Y se le dió vuelta la cabeza y el alma con el juicio a los milicos. Asi que, "hablé" con mi padre como cuando discutíamos acaloradamente, pero con una sonrisa. Preguntándole en silencio: "Te acordás cuándo...?" Despues, llegaron su última compañera, mis hermanos, sus cuñados (los viejos y los nuevos), sus amigos, sus compañeros y mis amigas. Con mis amigas fue otro momento: fue inevitable recordar anécdotas graciosas que lo involucraban, nos reímos otra vez como adolescentes y nos burlamos también, un poco, de esas horribles puntillas que el ritual pone en los féretros: me ayudaron a acomodarlas mas dignamente. Cuando se lo llevaron, me quedé con la clara y fresca sensación de haber disfrutado de mi padre tanto como pudimos los dos. Y fue mucho, de veras.

Cuando se murió el padre de Lelia en el velatorio hubo música de Pugliese y muchos hombres altos, basquetbolistas. El señor era Técnico en Basquet y allí estaban todos los que lo querían. No voy a olvidar fácilmente ese velatorio porque toda esa gente lloraba, reía, se apasionaba recordándolo. Todo mostraba que su padre había sido un buen hombre. Como mi padre.

Despues, murió Raul Alfonsín de mucha significación en la última parte de nuestra historia y hace unos días, Nestor Kirchner, cuya muerte nos impactó fuertemente, en los unos y los otros, también por su significado en el aquí y ahora de nuestra Nación. No sé cómo fue la despedida por parte de sus amigos. Ellos fueron Presidentes argentinos y los protocolos siempre, siempre carecen de intimidad.

Ayer murió Massera, el hijo de una tal por cual mas profundamente malo de nuestra historia, ideólogo y ejecutor de los crímenes sucedidos en la última dictadura militar. Menos gasto para el Estado. Espero nadie lo eche de menos. Salvo el inolvidable OLVIDO.

Diferentes muertos. Esta vez, la muerte no iguala.


Dejo a ustedes este magnífico poema de Mario Benedetti.
DESAPARECIDOS  
Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada

nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos

ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen

cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo

cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían

están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Podrá con su poder?

 

Ya pasaron el ataque del miedo como un abrazo mortal; la sorpresa de un dolor inmensurable; la rabiosa estupefacción; el ruido a trizas del proyecto en común; la despedida al compañero.
Ya fue la oscura desolación.
Ahora es una mujer habitada de su ausencia y amputada de su presencia.
Ahora es la soledad en el centro mismo de la encrucijada.
Ahí están sus hijos, esperando.
Allá están ellos, esperando.
Acá estamos nosotros, los unos y los otros, esperando.
Y ella, sola con el poder.

Llorará esa mujer, encerrada en el baño, mirando en el espejo como el rimmel de sus pestañas se licúa en esa imágen trágica de la autocompasión?
Llorará hasta la madrugada humedeciendo la almohada sin la huella de su cabeza?
Llorará besando el cuello de sus camisas, buscándole el perfume, el olor, el recuerdo?
Llorará con sollozos de niña, con suspiros, hipos y toses, amedrentada por la desesperanza?

Me he encontrado preguntándome, enmujerada, mientras yo también espero: podrá con su poder llorar, como hubiera llorado yo?.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Viernes por la tarde.

Hoy es viernes y se me ha dado por acordarme de mi Tío Raúl.
Se me ponen los ojos mojaditos pero el alma...., el alma se me pone en vuelo!
El Tío Raúl tenía tres hijos, dos como de mi edad, pero ellos no lo acompañaban los viernes a la tarde hasta el Puerto Ruiz, ahí nomas de Gualeguay. Yo, sí.
Yo iba con él a dónde me llevara. A veces, a la chacra. A veces, al Puerto.
Pasaba por mi casa como a eso de las cinco, seis de la tarde, en los soleados días de primavera, más que nada. Cuando escuchaba la bocina de su auto, mi alegría se anticipaba a su invitación.
- Coneja... me acompañás al Puerto?- él me llamaba así: "Coneja". (Escribió este apodo mi memoria antes que mi pensamiento; no lo escucho desde los diecisiete años!)
Cuando llegábamos a Puerto Ruiz, junto al Río Gualeguay de mis amores, siempre caía la tarde.
Y era el regreso de los pescadores.
A nosotros nos gustaba llegar con las mujeres, porque disfrutábamos de los preparativos.
Mi Tío conversaba con los que iban a esperar el pescado para comprar, y yo, con las mujeres.
Con ellas hablaba de cómo freír el pescado, cómo esperar al marido que salía con su canoíta al amanecer, tal como esperaban los hijos y la muerte, con esa indefinible sonrisa espantamiedos.
Y con paciencia de viejas y alegría de niñas, haciéndose bromas con esa risa clara de la gente humilde, siempre oliendo a jabón blanco y a humo de brasero, las mujeres de los pescadores encendía fueguitos e instalaban las ollitas de hierro para que estuvieran listas cuando llegara el pescado. Con diarios viejos inventaban un mantel donde ponían pan casero, vasitos de vidrio baratos y diferentes y servilletas de papel del mismo diario.
Qué suerte que mi corazón ha guardado sin brumas esa ceremonia!

Siempre me emocionaba (ahora reconozco esa emoción) ver llegar a los pescadores.
Algunos, solos, en pequeñas canoas; otros de a dos, si eran un poco mas grandes.
Saludaban a sus mujeres con un murmullo, mientras recibían el mate; y  a los demás, con distintos comentarios, según quién.
- Cómo le va, "dotor"?
- Ah, Don! ahí le traigo unos bagrecitos de rechupete para su chupín.
- Ustedes, vayan friendo el surubí para el Gerente y la gurisa.
El Gerente y la gurisa éramos nosotros. Y el que daba la orden era casi siempre el pescador mas viejo. No sé decir ahora qué edad tenía, pero su rostro era arrugado como el de un anciano, curtido por el sol y muy amigable.
Entonces, celebrábamos mi Tío Raúl y yo ese magnífico ritual: saborear el pescado frito en postas pequeñas, maravillosamente doradas, suaves en la memoria de mi paladar, sostenidas en papel de diario y ese vaso de vino patero y tinto, refrescado en el agua del río, que me hacían sentir trasgresora y adulta. 
Comíamos recostados en su auto, apenas con algún comentario sobre la delicia del menú, sobre el brillo que el sol se olvidaba en las onditas del agua, sobre el martínpescador que rasgaba ese brillo y robaba la plata de una pescadilla; algún piropo para la crocantez del pan que era un deleite. Nos quedábamos ahí, disfrutando del vino áspero. Del paisaje colorido y bullanguero de los pescadores y sus mujeres y la risa cascabelera de la gurisada jugando entre las canoas.
Cuando el sol ya se iba y la bruma del anochecer silenciaba las voces y las risas, mi Tío compraba unos cuantos pescados que ya estaban limpios por las manos rápidas de las doñas y nos volvíamos.
-Estuvo bueno el paseo, eh, Coneja?
-Precioso, Tío. Gracias!
-Riquísimo pescado...
-Riquísimo!
-Un poco áspero el vino...
-Si, un poco.
-Y grasientos los vasos!-y mi Tío Raúl se reía con una risa ancha debajo del poblado bigote.
Y yo le acompañaba la risa, mientras apoyaba la cara en la mano y miraba las estrellas que iban apareciendo, adormilada de felicidad.

Un poco mas tarde, ese hombre tan querido y confiable, se enamoró de una forma loca, desenfadada y desvergonzada de la "Hormiguita Negra", una joven prostituta que se encargaba de quitar la deshonra de la virginidad a los muchachos del pueblo. Pero esa es una historia que ya mi corazón con el tiempo ha perdonado. Y hasta puedo sonreirme pensando en el enojo que me producía ver a mi Tío desarrapado de amor.
Miren ustedes lo que es el alma en el vuelo del recuerdo!



viernes, 13 de agosto de 2010

de quién son los chicos de la calle?



La noticia es que mataron a un ex Comisario de la Policía Federal y que hay tres jóvenes detenidos.

Uno de ellos es el Pulga.
El Pulga tiene quince años. Creció entre el piquete y el cartoneo; y el paco. No sabe leer ni escribir, porque nunca fue a la escuela entre el piquete, el cartoneo y el paco, entiende? Eso si, "loquito" y todo juega al fotbal como Messi, desde que era así de chiquito. No; es cierto, no ha crecido tanto. La droga no lo deja crecer, ni engordar y le comió los dientes. Por eso es tan feo.
En el centro, con al cartoneo, siempre rascaba un macdonalds porque es un gato simpático. Jetón, pero simpático. Despues, no. Despues andaba siempre "loquito" y a veces, daba miedo.
Seguro que el "Pulga" estuvo ahí por vivo y por menor. Lo mandaron de gato.
Dicen que quiso fugar. Y le metieron tres caños en las piernas: le hicieron volar una rodilla y en la otra pierna tiene los cuatro huesos rotos. Así que, olvidate!
Dicen que le dieron en las piernas, para no matarlo. 
Pero yo digo que la "yuta" así lo encanó para siempre, no? Porque por ahi, si lo mataban, le ahorraban el resto de su vida de mierda, no? Pero asi, ni para punga va a servir, pobre gato! Entró ayer, todo enyesado, cagado de dolor.  Le va a pasar como a mi hermano, que se pasó con el paco. Pero él pudo morirse. 
Yo voy a safar. Yo tengo trece. A veces acá me dan clases y algo escribo. Y leo. Pero yo soy mas inteligente: a mi del porro no me sacan.

El Pulga es un problema menos. Andará preso de él y sus muletas hasta que la vida lo mate. Que si el yuta le hubiera tenido un poco de piedad....; pero, claro. No.

La otra noticia es que funcionarios del mas alto nivel y políticos en campaña, dicen que todo va a estar mejor si la justicia cumple con las leyes vigentes y los códigos respectivos. Y que el asunto es meter en la cárcel a los que delinquen.
Así de simple.
No es la escuela, el trabajo para los padres, la salud mas cerca, la dignidad. Es la cárcel.

Porque los chicos vienen cada vez mas delincuentes, he oído decir. Hay que matarlos de chiquitos. Manga de ignorantes, los ayudás con una moneda y se la gastan en drogas y en macdonalds. Es que esos chicos ya no tienen solución, he oído decir.

Pero eso sí: en ese espejo no se mira nadie. En ese espejo mugriento que nos muestra el lado oscuro de todos, no se mira nadie. Ni aun cuando ese espejo abandonado se rompe y lastima.

Hoy ando en gris, amigos míos. 

piquete: forma de protesta social, en la calle, con intervención de toda la familia.
cartoneo: selección de basura urbana. al principio, juntaban cartones, de ahí la denominación. en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires llevan el falso nombre de Recicladores Urbanos.
paco: pasta base que fuman en pipas de lata. lento y letal. a veces, ni lento.
andar loquito: estar endrogado.
menor: en la jerga de la calle, es el menor de 16 años. el inimputable.
jetón: se le llama al que habla en voz alta; al que busca pelea; al que alardea de osado.
gato: en la jerga tumbera, el perejil que mandan adelante, a hacer lío.
caño: en la jerga tumbera, balazo. 
perejil: alguien sin importancia.sin poder alguno. sin influencia.
jerga tumbera: idioma de la cárcel.
yuta: policía.
encanó: puso preso.

nota de la autora: relato de ficción. cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
imagen: chicos de la calle-internet


martes, 10 de agosto de 2010

Silenciosa conversación




Ambiguo y versátil destino el de las personas sordas que no pueden comunicarse por medio de la voz, pensé y volvía a pensar mientras seguía con enfrascada curiosidad la apasionada charla de dos amigos en la interminable cola del Banco.
Me separaba de ellos una pareja que también conversaba animadamente.
Yo tenía para leer "La doble llama " de Octavio Paz,que tambien me enfrasca en eso del Erotismo y el Amor.
Pero aquellos dos hombres me distraían con su charla.
Ambiguo destino, volví a pensar. Eran dos hombres sordos no parlantes, que solo emitían una especie de queja alegre, cuando se reían, si puedo así describir aquella risa.
Nunca sabré de qué charlaban. Pero fué un largo rato de mirarlos intentando saber. Por momentos, parecían recordar anécdotas; por momentos, hacer comentarios de la realidad.
No importa ya cuál era era tema de la conversa.
El caso es que tuve la clara percepción de que esos hombres no son "sordos": sus ojos escuchan con profunda atención.
Y tampoco son mudos! sus manos son cómo pájaros al atardecer: vuelan y se cuentan las cosas de la vida. Y sus miradas son habladoras imparables!
Los cuerpos en tensión siguiendo el ritmo de lo expresado con una pasión envidiable, me hacìa sentir la pasión que ponían en vivir.
Pensé en mi querido Anselmo, mi padre adoptado, que debió aprender a escuchar a sus hijos con la mirada atenta y a crecerlos con un amor sin compañía.
Y estuve todo ese rato como con una emoción contenida y admirada, porque ante estas personas volví a preguntarme: yo, hubiera podido?
Y cerró por un momento el bello libro de Octavio Paz, la brisa de la vida.

viernes, 23 de julio de 2010

ley 26618



Un día mi querida amiga Tere me llamó para contarme que se había casado Martín y su voz tenía el acento de una gran noticia.
En verdad, era una gran noticia que me llenó el corazón de alegría y el alma de la tranquilidad que provoca ser coherente con el propio pensamiento.
Martín se casó con Carlos y ahora celebran, ademas, como militantes de la Comunidad Gay, la Ley 26618 de Matrimonio Igualitario.
Y yo celebro con ellos y con todos, la promulgación de esta Ley, que viene a cubrir un vacío legal muy importante y se pone a la par de una realidad pre existente; falta ahora que la sociedad toda la incorpore con la naturalidad con que debe aceptarse el ejercicio de un derecho que iguala.
Tambien celebro desde mi convicción personal, profesional e ideológica el texto de la ley, siempre perfeccionable, pero que me parece serio en la contemplación de los institutos del matrimonio y de la adopción.
Y entonces, abrazo en este espacio a Martín Canevaro, un tipo al que quiero muchísimo, inteligente, formado, convencido, militante de la vida, y además, tan càlido y divertido.
Esta fue la oportunidad política para dar un paso adelante como sociedad, que se debe aprovechar sin que importen las banderías porque el objetivo cumplido las supera ampliamente.
Enhorabuena!

martes, 20 de julio de 2010

los amigos nuevos


Que tengas un buen día, querida Arlenne, amiga íntima de todos mis andares!
Para no pasar por este día como si nada, que mi teléfono celular ha recibido bellos mensajes desde tempranísimo, hablemos hoy de los amigos nuevos, vale? Que sí! Que vale!
María Elena Walsh tiene una canción que dice: "un amigo nuevo no es lo mismo, Pepe, nos quiere por la mitad". Me acuerdo el enojo que me produjeron esos versos!
Yo soy un árbol casi sin raíces que ha recorrido su vida plantándose en diversos sitios, por el tiempo que el árbol estuviera florecido. Qué hubiera sido de mi alma, Arlenne, sin los amigos nuevos?
No es cierto que un amigo nuevo te quiera por la mitad; porque te quiere así, sin preguntar nada, con lo que sabe y con lo que no sabe, con todo y con todos! Te mira la mirada y te recibe, sin más, en desventaja con los viejos amigos que saben toda tu historia, con brillos y oquedades.
Lo sabes mejor que bien, Arlenne.
A mí, que soy una desavenida de los caminos convencionales, irredenta habitante de cornisas, con alma de gorrión, vaga y malentretenida, investigadora de atajos; que no me ha puesto en caja ni algún encuentro cercano con la Parca, los Amigos Nuevos me han alimentado la vida con la buena leche del que te abraza la tristeza y celebra tu alegría sin mas nada que saber que tu llanto y tu risa.
Así que esta mirada agradecida brillante de emoción es para mis queridos Amigos nuevos, por la puerta abierta.
Que los viejos Amigos, tambien los sabes, Arlenne, caminan siempre a mi lado.

imagen: Juego místico-Marco Antonio Valeriano