Un día mi querida amiga Tere me llamó para contarme que se había casado Martín y su voz tenía el acento de una gran noticia.
En verdad, era una gran noticia que me llenó el corazón de alegría y el alma de la tranquilidad que provoca ser coherente con el propio pensamiento.
Martín se casó con Carlos y ahora celebran, ademas, como militantes de la Comunidad Gay, la Ley 26618 de Matrimonio Igualitario.
Y yo celebro con ellos y con todos, la promulgación de esta Ley, que viene a cubrir un vacío legal muy importante y se pone a la par de una realidad pre existente; falta ahora que la sociedad toda la incorpore con la naturalidad con que debe aceptarse el ejercicio de un derecho que iguala.
Tambien celebro desde mi convicción personal, profesional e ideológica el texto de la ley, siempre perfeccionable, pero que me parece serio en la contemplación de los institutos del matrimonio y de la adopción.
Y entonces, abrazo en este espacio a Martín Canevaro, un tipo al que quiero muchísimo, inteligente, formado, convencido, militante de la vida, y además, tan càlido y divertido.
Esta fue la oportunidad política para dar un paso adelante como sociedad, que se debe aprovechar sin que importen las banderías porque el objetivo cumplido las supera ampliamente.
Enhorabuena!